La nevera del 'Loco'

Las nalgas de Marcelo Bielsa (Rosario, Argentina, 1955) descansan sobre una nevera situada al borde del área técnica. Desde su posición contempla, el peso de la cabeza sobre la palma de su mano, la evolución de sus jugadores en el terreno de juego. La imagen reposada contrasta con el estado de ebullición que reina en las gradas del Vélodrome, alentadas por un nuevo triunfo y por un liderato que hace soñar a sus aficionados.

El Olimpique de Marsella es a día de hoy el equipo más en forma de la Ligue 1. Porque ya encadena seis triunfos seguidos, porque Gignac es el máximo anotador del torneo con ocho goles en tantas jornadas y porque ningún otro equipo hasta ahora ha demostrado mayor autoridad sobre la hierba que los hombres de Bielsa. De reojo, todos miran al Paris Saint-Germain, favorito al título, pero cinco puntos por debajo de los marselleses.

“La cultura de Francia es interminable. Yo soy bastante bruto e ignorante”. Con esta frase se presentó Marcelo Bielsa ante los periodistas en Marsella en el mes de julio. Entonces ya sabían cómo se las gastaba en los entrenamientos, en los que vive cada ejercicio con una intensidad exagerada. Sin embargo, el apodo de ‘El Loco’ se lo ganó por América Latina en las conferencias de prensa. Densas, excesivas y por momentos, divertidas. Los ojos fijos en la mesa. El periodista inadvertido.

“Me llaman loco porque a veces elijo respuestas que no coinciden con lo habitual”. Eso mismo debió pensar Vincent Labrune, el presidente del club. Al hilo de una pregunta sobre la continuidad de André Gignac (el jugador más destacado de su equipo en este arranque liguero) el técnico argentino le dio la vuelta a la tortilla para acabar afirmando que lo más probable es que él diga adiós a finales de temporada. Es decir, un año antes de lo previsto y firmado.

Pero si dejamos las polémicas a un lado, lo cierto es que el rosarino, que no habla ni una palabra de francés, ha encandilado a una de las aficiones más populares de Francia y su nombre se ha convertido en cántico habitual en las gradas de Vélodrome. Él, por el contrario, parece inmune a las alabanzas y profesa la filosofía del partido a partido.

Para los aficionados el del 9-N no será un partido más. Esa tarde el OM visitará la cancha del PSG. El clásico del fútbol francés. Miles de seguidores recorrerán los casi ochocientos kilómetros que separan Marsella de la capital para apoyar a su equipo. ‘El Loco’, con casi toda seguridad, lo verá desde su nevera, haciendo gala de su sudadera azul y blanca.