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lunes, 26 de enero de 2015

Red or Dead

‘O rojo (color del Standard) o muerto’. El centrocampista Steven Defour (Malinas, Bélgica, 1988) tardó pocos segundos en percatarse del enorme tifo rojo desplegado en uno de los fondos del estadio. Eran los minutos previos al inicio de unos de los clásicos más calientes del fútbol belga entre los conjuntos del Standard de Lieja y el Anderlecht. Mientras estrechaba la mano de cada uno de sus adversarios, vislumbraba su cabeza decapitada en las gradas. La afición local no perdona la llegada a Anderlecht de Defour, antiguo capitán del Standard y con el que ganó dos campeonatos de Liga. Los insultos y amenazas minaron la concentración del jugador, que fue expulsado a la hora de partido por lanzar un pelotazo a los seguidores rivales.

El jugador del Anderlecht, Defour, en el momento en el que es expulsado


Los locales obtuvieron la victoria (2-0) y los ultras su guerra psicológica. Sin embargo, preocupa el apoyo de los clubes a estos individuos. Las dimensiones de la pancarta eran extraordinarias y si ese tifo hubiera sido introducido en el estadio por alguno de los ultras del Standard, la seguridad lo habría interceptado. Lo más probable es que la bandera estuviera guardada en el interior del recinto. Porque por absurdo que pueda parecer, este tipo de cosas ocurren. En medio de su infiltración como cabeza rapada, el periodista Antonio Salas fue conducido por sus camaradas a la oficina que la peña Ultrassur tiene dentro de las instalaciones del Bernabéu, donde los ultras preparan y almacenan las banderas y pancartas de apoyo al Real Madrid.

El ambiente en el estadio Maurice Dufrasne sobrepasó los límites de un recibimiento acalorado. El internacional belga perdió los nervios cuando su equipo debía devolver un balón al Standard, tras ser atendido un jugador sobre la hierba. Su balonazo a una de las gradas bajas le costó la segunda amarilla y consiguiente expulsión. En medio del abucheo general, tuvo tiempo para aplaudir a la afición rival, aquella que le había venerado durante cinco años. Todavía en caliente, dejó un mensaje en su cuenta de instagram: “Presento mis disculpas a mis compañeros y aficionados del Anderlecht, aunque no comprendo la tarjeta roja, imposible de ver u oír al árbitro”. 

El tifo gigante desplegado por los ultras en uno de los fondos
Para Antonio Salas, autor de Diario de un skin, uno de las razones por las que los clubes y jugadores apoyan de manera incondicional a los ultras es por temor a las represalias. “Evidentemente, para los directivos de cualquier club, es mucho mejor tener a los ultras contentos” afirma el periodista. Así evitan que toda esa energía se vuelva contra el club o el presidente. Desde otras esferas ajenas al mundo del fútbol, sí se ha condenado lo ocurrido en la liga belga. El viceprimer ministro de Bélgica, Didier Reynders, dio su versión sobre los hechos a través de su cuenta de twitter: “Inaceptable de ser tonto, malo e irresponsable al inicio de un partido de fútbol!”.

El sábado, los ultras del Standard se salieron con la suya. Desquiciaron a Defour. Ganaron el derbi. Y lo que es más importante para ellos, dejaron claro quiénes son realmente los que mandan en el estadio. Un mandato al que contribuyen los directivos, en una especie de pacto no escrito, mediante el cual conceden poder a los ultras cuando les facilitan una oficina propia en el recinto deportivo o entradas para la venta clandestina. Como escribe Antonio Salas, “les otorgan privilegios que están muy por encima de los de cualquier otro aficionado”.



*La cabecera nueva del blog es obra de mi amigo Alberto M Murillo Albertos.

1 comentario:

  1. No entiendo como un tifo como ese llego a desplegarse en el campo. Es que no lo vio antes ningún responsable del club?
    Noel muy bonita la cabecera del blog.

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